La revolución liberal nicaragüense

La revolución liberal nicaragüese




José Santos Zelaya el líder político de la revolución liberal de 1893, que llevó Nicaragua al modernismo social y económico y termino con la hegemonía de gobiernos y sistemas políticos conservadores que se prolongaron prácticamente desde la independencia (1821), hasta el periodo de los famosos gobiernos conservadores de los 30 años.



Por Julio Ignacio Cardoze

El liberalismo empapa el alma de las mayorías nicaragüenses.

Muchedumbres de liberales hondureños perseguidos por fuerzas conservadoras entran por la frontera norte. Centenares de revolucionarios, huyendo de la persecución irrumpen por diferentes puntos. Llegan en estados lamentables; harapientos, heridos, enfermos, hambrientos. Entre ellos el doctor Policarpo Bonilla, herido en la última batalla. Con él, su secretario Leopoldo Idiaquez y también los doctores Julian Baires y Alejo Lara. Desde Ocotal, Bonilla manda telegrama al presidente Dr. Roberto Sacasa informándole que está en territorio nicaragüense. En ese momento, Sacasa enfrenta levantamiento contra su gobierno, iniciado en Granada el 28 de Abril, promovido por su mismo partido conservador, aliado con una facción del liberalismo.

El abuelo paterno de Policarpo Bonilla, de su mismo nombre, fue oriundo de Cartago, Costa Rica, y llegó a León, Nicaragua, donde se casó con Clara Jirón y tuvieron un hijo llamado Inocente. Policarpo abuelo murió en León. La madre de Inocente, lo envió a estudiar a Tegucigalpa, Honduras. Terminó sus estudios en leyes y se casó en 1853, con Juana Vásquez. De ese matrimonio, padre nicaragüense y madre hondureña, nació Policarpo Bonilla, el liberal que es uno de los protagonistas fundamentales en la historia del liberalismo nicaragüense.

Al llegar refugiado a Nicaragua, tanto el gobierno de Sacasa, como sus opositores, solicitan a Bonilla su ayuda. Los hondureños son conocidos como aguerridos revolucionarios.  Don Policarpo se mantiene neutral.

Gobierna en Honduras el general Domingo Vásquez. Temiendo Sacasa una invasión de de Vásquez en persecución de Bonilla, ordena que los hondureños se reconcentren en Managua. El presidente Vásquez amenaza e intenta invadir por el lugar fronterizo conocido como Las Manos. Al mismo tiempo los conservadores aliados con la facción liberal al mando de José Santos Zelaya, se enfrentan a las fuerzas del presidente conservador Sacasa en La Barranca, y las derrotan. Se firma la paz de Sabana Grande, que da origen a un triunvirato. Los conservadores continúan dueños del poder gracias a la ayuda de los liberales, pero marginan a estos, lo que provoca sublevación en León. Derrocado Sacasa por los conservadores Bonilla pierde esperanzas, ya que estos son aliados de Vásquez, el presidente conservador hondureño. Zelaya, ve la perspectiva de un gobierno liberal, y apoya el levantamiento en León, que hizo su pronunciamiento el 11 de Julio de 1893, al mismo tiempo que se pone en contacto con liberales hondureños que se encuentran en Nicaragua con su jefe Policarpo Bonilla.


Policarpo Bonilla

Zelaya, ofrece a Bonilla, ayuda para luchar contra el presidente conservador hondureño Vázquez, a cambio de que las fuerzas liberales hondureñas que están en Managua, ayuden primero a los liberales nicaragüenses a apoderarse del gobierno derrocando a conservadores granadinos. Con los nuevos aliados, Zelaya, actuando como líder político liberal se va a Nagarote para marchar  después a León.

El general Bonilla permanece en Managua convaleciente de sus heridas. Su gente ayuda a Zelaya, adoptando la causa liberal nicaragüense como propia, según palabras del mismo Bonilla, y toman parte en los combates de Chinadega, Mateare, y la Cuesta. En Mateare, es herido el general hondureño Gutiérrez, que comanda las tropas liberales nicaragüenses, en una pierna. Las tropas liberales hondureñas, en un intercambio de mandos, son comandadas por el general nicaragüense Anastasio Ortiz. Los conservadores huyen derrotados hacia Granada, los liberales entran a Managua, la capital. La revolución liberal nicaragüense triunfa.

Zelaya manifiesta que:;«nadie dudaba que al concluirse la revolución liberal de abril, quedarían restauradas en Nicaragua las libertades publicas, que habían sido burladas por un pequeño circulo que se apellida genuinamente histórico, y que se cree con títulos de abolengo para monopolizar en su provecho el poder de la nación, y que rompiendo el pacto de Sabana Grande, quisieron burlar la soberanía popular con la imposición de un candidato de su seno, y el restablecimiento en la administración publica, del favoritismo, en donde ha colocado instrumentos sin honradez ni aptitudes. Sus mismos medios informativos, han denunciado la creación por los conservadores, de empleos innecesarios, con derroche del tesoro, dando franquicias indebidas en los trenes y vapores  nacionales expedidas por los ministros y sus hijos, y otros cuantos abusos bien conocidos»—.

Los liberales nicaragüenses demuestran a los hondureños su agradecimiento por la ayuda. El doctor Policarpo Bonilla es electo por unanimidad diputado por el departamento de Carazo a la Asamblea Nacional Constituyente, convocada por Zelaya, que se reúne en Managua el 15 de Septiembre de 1893, en la cual presenta, Policarpo Bonilla, un proyecto de constitución redactado por su secretario el licenciado Francisco Cáliz, en cuyo proyecto se inspira la asamblea constituyente, para discutir la carta fundamental que es sancionada el 10 de Diciembre de 1893, la primera constitución liberal nicaragüense, conocida como La Libérrima. El diputado Policarpo Bonilla no firma la constitución, porque se ha marchado a Guatemala, de acuerdo con Zelaya, para comprometer al presidente de ese país a llevar la revolución liberal a Honduras.  Policarpo Bonilla fue después instaurado como presidente de Honduras con el apoyo del ejército nicaragüense liberal de Zelaya. Ambos, Zelaya y Bonilla, desde la presidencia de sus respectivos países, impulsaron la creación de la patria mayor centroamericana compuesta por El Salvador, Honduras y Nicaragua, y fue un proyecto de corta duración.

La Libérrima restituye a los nicaragüenses derechos conculcados en las constituciones medievales conservadoras a partir de la independencia y del nacimiento de Nicaragua como republica independiente, especialmente durante el gobierno del primer presidente Frutos Chamorro, quien hizo una constituyente y recomendó a los diputados constituyentes que discutían la nueva carta magna, (1854) ser parcos en cuanto a las garantías individuales ciudadanas. La Libérrima da al pueblo nicaragüense derechos ciudadanos modernos. Iguala los derechos de ciudadanos para optar a cargos públicos, instituye el sufragio, y hace el voto para elegir autoridades, obligatorio, directo y secreto. Para entender la trascendencia de la reforma liberal, hay que saber que en la republica conservadora, hasta los famosos gobiernos de los treinta años conservadores, que terminó su hegemonía gracias a la revolución liberal de 1893, no existió el voto directo, la ciudadanía no era tomada en cuenta para nombrar presidentes.

Lo que existía era un sistema de electores que era quienes elegían a las autoridades. Esos electores eran escogidos entre los ciudadanos, y por ejemplo en la
Constitución conservadora de 1854, los ciudadanos eran: Capítulo IV. De los ciudadanos, sus derechos y deberes: Artículo 12.- Son ciudadanos los nicaragüenses varones de buena conducta y mayores de veintiún años, o de dieciocho que tengan algún grado científico o sean casados, poseyendo, además, una propiedad de cien a trescientos pesos, según determine la ley, o una industria, profesión u oficio que al año produzca lo equivalente. Para tener voto activo y pasivo y disfrutar de los demás goces de la ciudadanía, es necesario estar calificado conforme a la ley. CONSTITUCION CONSERVADORA DE 1858: Capítulo IV. De los ciudadanos, sus derechos y deberes - Artículo 12.- Son ciudadanos los nicaragüenses varones de buena conducta y mayores de veintiún años, o de dieciocho que tengan algún grado científico o sean casados, poseyendo, además, una propiedad de cien a trescientos pesos, según determine la ley, o una industria, profesión u oficio que al año produzca lo equivalente. Para tener voto activo y pasivo y disfrutar de los demás goces de la ciudadanía, es necesario estar calificado conforme a la ley. Capítulo VII. De las elecciones de supremas autoridades  ì]Artículo 18.- Las Juntas Populares se componen de los ciudadanos que haya en el cantón. Éstas elegirán entre los del distrito, un elector por cada trescientos treinta nicaragüenses de su cantón, y otro más si hubiere un residuo que exceda de la mitad de este número.

Así elegían gobernantes los conservadores, pasándose el cargo entre las mismas familias, con ese sistema electoral controlado prácticamente por las elites y mas bien por los propietarios de haciendas y que para ilustrarlo adicionalmente describiremos el sistema para elegir al sustituto del presidente en caso de fallecimiento según descripción del periodista y escritor de esa época Carlos Selva: —No había entonces vicepresidente. El congreso elegía cinco senadores, se escribían sus nombres en cinco papelitos, se sacaban dos al azar, y los nombres de los tres restante se escriban en pliegos separados que eran cerrados, sellados y numerados 1 – 2 – 3, por los secretarios del congreso, […] pero los secretarios del congreso tenían habilidad para saber y aun de numerar con el numero uno a quien fuera de su agrado… Así se escogía a quien repondría al presidente en caso de faltar—.

La Libérrima garantiza a los nicaragüenses y extranjeros, la seguridad individual, la libertad, la igualdad ciudadana y la propiedad. Reconoce por primera vez el derecho de Habeas Corpus. Prohíbe la prisión por deudas. Establece la libertad de religión y prohíbe el sometimiento legislativo a una religión determinada.   Garantiza la libre enseñanza, la declara laica y establece la educación primaria obligatoria y gratuita. Con los conservadores, la educación de las clases populares no fue un derecho ciudadano, y para ellas estuvo restringida. La constitución del ’93, hace libre el ejercicio de toda industria, oficio o profesión, sin requerir titulo para ejercerlo y sin pagar aranceles. Durante los conservadores, antes de revolución liberal de 1893, el ejercicio de los oficios o profesiones, no es derecho ciudadano, y el pueblo llano es condicionado a ejercer oficios sin libertad, hasta es prohibido cambiar trabajo, en ciertas circunstancias, para garantizar la mano de obra en las haciendas cafetaleras.

La Libérrima estableció la libertad de los ciudadanos de disponer de las propiedades sin restricción alguna. Prohíbe las vinculaciones a favor de manos muertas. Establece que todo servicio debe ser retribuido, todo trabajo debe ser remunerado, y que no se reconocen privilegios personales. Establece el derecho de autor, por primera vez se reconocen en Nicaragua los derechos de propiedad intelectual, y declara imprescriptible el derecho de reclamar propiedades confiscadas. Prohíbe los monopolios agrícolas. Define el gobierno como republicano, democrático y representativo, y delimita claramente los tres poderes del Estado, el legislativo, ejecutivo y judicial. Se establece la libertad de reunión y de asociación lícita.  

El liberalismo, es la idea que saco a Nicaragua del oscurantismo feudal conservador y la llevo al modernismo social y económico. La transformación producida por sus principios, fue profunda, quedo arraigada, y los gobiernos conservadores que surgieron después del derrocamiento de Zelaya, no se atrevieron a cambiar los derechos y garantías de la constitución del ’93, La Libérrima.  De ahí la trascendencia del liberalismo en la sociedad nicaragüense que llega hasta el día del hoy y se proyecta al futuro, a pesar de los grandes errores cometidos por políticos que dicen representarlo.

La idea subsiste a los hombres que transitan.

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